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Movilion

Tendencia: hacia las baterías embebidas en los móviles

Lo que históricamente diferenció a los móviles del mundo PC fue la necesidad de resolver la creciente capacidad de cómputo de los dispositivos en un tamaño limitado. Y en ese equilibrio el Talón de Aquiles sigue siendo la batería. De una u otra forma, el rasgo se transmitió con fuerza al resto del ecosistema. “Si desarrollás, producís contenidos o incluso si diseñas una campaña de marketing para móviles, pensá en la duración de la batería”.

Paralelamente, los móviles se tuvieron que hacer cargo de muchas cosas. Primero servían para hablar, después se agregó la mensajería (SMS, e-mail, MI), las fotos, la reproducción de música y video, otras varias redes (Wi-Fi, GPS, Bluetooth, etc.) y finalmente la interface touch, que pide pantallas cada vez más grandes.

La última respuesta de los fabricantes a esta serie de exigencias es la introducción de baterías embebidas no removibles (o al menos difíciles de sacar). No es una verdadera novedad (de hecho el iPhone nació y creció con baterías integradas) pero es una tendencia que se afianza tras el reciente lanzamiento de nuevos “tope de gama”, como los Nokia Lumia (800 y 900) y el Motorola Razr.

¿Qué ventajas tienen las baterías inamovibles? Como dice Jerry Hart, gerente de producto de Nokia para Windows Phone, el diseño es una buena razón para tomar este camino. Es más fácil darle al dispositivo el aspecto de una sola pieza. Resulta un teléfono más rígido, sin fisuras, “libre de líneas que alteran la sensación en la mano y la pureza visual”.

Además, al prescindir de tapas y espacios para que la gente saque la batería con los dedos, los diseñadores pueden hacer aparatos más finos. Esta manipulación fue lo que le permitió a los ingenieros de Motorola lograr el Droid Razr, que tiene un grosor de menos de medio centímetro.

Por último la batería embebida es más resistente a las caídas del aparato, y el hecho de permanecer sellada, ayuda a minimizar la entrada de humedad y suciedad a partes delicadas del interior. “No hay más aire adentro del producto”, dice Hart con orgullo.

Claro que hay contras. Hasta hoy cuando la batería se gasta o directamente muere, el usuario puede cambiarla para extender la vida de su teléfono. O cuando éste se tilda, es común sacarla, esperar unos segundos y volverla a poner.

La respuesta a los inconvenientes no es clara. Lo previsible es que la persona no pueda hacer mucho y deba llevar el aparato a un técnico, con sus correspondientes demoras. Pero ni Apple, ni Nokia ni Motorola tiene (y mucho menos en América Latina) una red de locales para la atención directa al público.

Así, lo más probable es que los problemas vinculados a las baterías inamovibles se conviertan en una pesada mochila cayendo hacia las manos de los operadores móviles, que son para la gente la cara visible del negocio.