Los nuevos servicios como Uber y Lyft, conocidos como plataformas para vincular choferes con usuarios individuales a través de una aplicación móvil, pueden tener un rol destacado en un área por el que son aún casi desconocidos: el transporte público.
Es que estas compañías crearon una serie de tecnologías orientadas a agrupar pasajeros, con algoritmos y modelos predictivos que evalúan de forma automática distancias y tiempos de viaje, con el objetivo de optimizar y crear grupos de personas con destinos similares. Así, un mismo conductor lleva a varios pasajeros hacia un mismo lugar.
El Wall Street Journal menciona un estudio reciente de la American Public Transportation Association, donde se sugiere que los viajes compartidos, facilitados por Uber y Lyft, están reemplazando los viajes hechos por vehículos personales en mayor proporción que el transporte público propiamente dicho. Es decir que frente a la alternativa la gente no opta por tomar un bus o un tren, sino por compartir el automóvil.
Los analistas dicen que este tipo de servicios puede ayudar a solucionar congestiones de trafico en horas pico, sobre todo en las llamadas primera y última milla, esos viajes cortos desde y hacia el tren, por ejemplo.
Uber, siempre rápido en temas de marketing, dijo que su servicio uberPOOL tuvo efectos medibles sobre la congestión. Durante sus primeros ocho meses de funcionamiento, el servicio le ahorró al sistema cerca de 8 millones de millas lineales, sólo en las rutas de Los Ángeles, lo que equivale a la eliminación de 1.400 toneladas métricas de dióxido de carbono en el aire.
Todos los números impresionan. La empresa estima que uberPOOL generó 100 millones de viajes desde agosto de 2014, cuando se inició el servicio. En Los Angeles, Nueva York, Chicago y San Francisco, se trasladan con esta opción unas 100.000 personas a la semana… en cada ciudad!