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Movilion

Con los móviles, todo el poder al paciente

hollidaytuck

Una de las consecuencias que el rol protagónico de los móviles en la vida cotidiana de las personas es, en lo que a medicina se refiere, el traspaso del control de la salud de los doctores a los pacientes. Esta es una de las tesis principales del cardiólogo Eric Topol, director del Scripps Translational Science Institute, en California.

Topol cree que el próximo gran agente de cambio de los móviles será la medicina. Los aplicaciones y algunos de sus accesorios – por ejemplo, uno para diagnosticar infecciones del oído u otro capaz de monitorear la salud mental – pueden reducir la necesidad de ir al doctor, recortar costos, acelerar el ritmo de la atención médica y darles más poder a los pacientes.

Algunos de los problemas tienen que ver con la seguridad y la privacidad personal, temas que según Topol no fueron aún abordados con la suficiente seriedad. Otro tema preocupante, más que nada para la comunidad médica, es la erosión de la relación entre el paciente y el doctor, reduciendo el toque humano en la medicina.

Los smartphones ya pueden usarse para tomar la presión arterial o hacer un electrocardiograma. Las aplicaciones de ECG ya fueron aprobadas por la FDA de Estados Unidos. Los datos provistos por las aplicaciones son inmediatamente analizados, graficados, exhibidos en pantalla, guardados y (si lo desea la persona) compartidos.

Deloitte y PricewaterhouseCoopers, entre otras, ya prevén que las visitas virtuales al médico pronto serán la norma. La primera de ellas estima que una de cada seis visitas al médico en EE.UU. fueron virtuales en 2014.

Con sensores inalámbricos incrustados en la ropa una persona puede utilizar su teléfono inteligente para generar sus propios datos médicos, incluyendo la medición de sus niveles de glucosa y oxígeno en la sangre, presión arterial y ritmo cardíaco. Otros pueden monitorear nuestra exposición a la radiación, la contaminación o los pesticidas en los alimentos.

Las habitaciones de hospital no son las únicas que tambalean, algunos laboratorios también. Algunos periféricos de smartphones pronto permitirán hacer una serie de pruebas rutinarias: los electrolitos; la función del hígado, los riñones y la tiroides; análisis de aliento, sudor y orina.

Topol dice que todo esto se trata de un cambio que debió haber ocurrido hace mucho tiempo. “La medicina ha sido dominada por una clase privilegiada. Hipócrates, considerado el padre de la medicina moderna, sostenía que la mayor parte de la información médica no debía ser compartida con los pacientes”.

“Pese a los enormes avances en capturar información médica personal, nos hemos quedado atrás a la hora de procesar la abundancia de datos. Hemos hecho poco para proteger nuestra privacidad médica, prevenir que se venda a terceros y protegerla de los hackers. Nuestro uso de la analítica de datos es patético: tendemos a acumular grandes cantidades de datos y hemos hecho relativamente poco para extraer información significativa de las mismas. Creo que todos estos problemas son abordables, pero exigirá un gran esfuerzo”.

La verdadera revolución, según Topol, no está en tener un lugar seguro donde almacenar los datos, sino en la nube, donde la información individual podrá ser combinada. “Esa es la verdadera inteligencia”.

“Así como la imprenta democratizó la información, el smartphone democratizará la medicina”.