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Movilion

Facebook les guiña un ojo y las operadoras abandonan los subsidios.

Ayer Bret Taylor (foto vía El País), el director de Tecnología de Facebook, hizo enojar a unos cuantos periodistas durante el MWC de Barcelona. Ofreció una conferencia de prensa de solo 30 minutos y a la hora de responder la pregunta importante dio unos rodeos más o menos elegantes. Cuál es la pregunta, ya lo sabemos ¿Cómo piensa Facebook monetizar los 425 mil usuarios que se conectan a la plataforma desde dispositivos móviles?

Lo simpático es que en un mismo movimiento Facebook se ofreció a compartir una parte de esta jugosa aunque misteriosa torta con las operadoras móviles. La red social hizo ver la propuesta (y así apareció en varios medios) como la potencial salvación de los carriers.

Consiste en que los usuarios puedan pagar los famosos Facebook Credits sin tarjetas de crédito de por medio, utilizando el billing del operador. De esta forma, ahora es Facebook el que comisiona a los operadores. Una tajada de un negocio que no se sabe qué tan grande es, es mejor que nada.

El problema para los operadores también resulta conocido. Ellos consideran que los demás enriquecen a sus expensas. Invierten fuerte en armar las redes, subvencionan los aparatos y después todos ingnoran rotundamente el ícono de la tienda “oficial” de aplicaciones.

A las (hasta ahora ineficientes) respuestas para solucionar este círculo antidiversidad, ayer se sumó una verdaderamente drástica, cuyo mascarón de proa es un anuncio de la mismísima Telefónica: dejar de subvencionar los teléfonos. En realidad esto ocurre desde hace meses en varios países europeos y en las filiales alemana y británica del grupo español. Lo nuevo es que la medida se aplicará a España (y América Latina queda tan cerca).

En lugar de subsidiar se buscará implementar otras medidas, por ejemplo, vender aparatos en cuotas (sin intereses, en principio) y crear un mercado de segunda mano de celulares. La idea es bajarle el costo total a la rueda. Es que la crisis está siendo dura, en especial en los mercados maduros.

De todas maneras, el verdadero desafío para las celcos está todavía lejos de un final feliz: lograr imponer un sistema operativo que contrapese al iOS y a Android, que son los nuevos estándares de hecho.

Primero los operadores deben convencerse a si mismos, después deberían convencer a los fabricantes y a los desarrolladores, y por último lo más difícil: a la gente.